EndeF es una de las empresas que ha impulsado el Fondo de Emprendedores de la Fundación Repsol. La comercialización de un innovador panel solar híbrido da empleo a diez jóvenes de entre 30 y 35 años.
Es cierto que la mayor parte de los jóvenes buscan trabajar por cuenta ajena, pero no lo es menos que muchos de ellos se lanzan a crear su propia empresa, ya sea por necesidad o convencimiento. Dentro de este grupo, algunas ideas terminan fraguando en productos innovadores que mejoran la calidad de vida de las personas y aportan un valor añadido a la sociedad. La aventura empresarial de tres jóvenes aragoneses pertenece a esta última categoría. Alejandro del Amo, Isabel Guedea y Gonzalo Brun trabajaban como investigadores en la Universidad de Zaragoza y dedicaban sus ratos libres a desarrollar un panel híbrido que mejorase el rendimiento térmico de las instalaciones fotovoltaicas convencionales, que pierden un 85% de la irradiación solar que reciben.
Su trabajo comenzó a dar frutos en 2012, cuando decidieron presentarlo al Solar Decathlon, un concurso al que acuden los mejores desarrollos ligados con las energías renovables. En la edición de ese año el reto consistía en generar la máxima energía en el mínimo espacio. «Nosotros habíamos planteado tres soluciones, las probamos y vimos que una de ellas, en la que se adosaba una cubierta transparente y aislante, triplicaba el rendimiento eléctrico y se podía industrializar», relata Del Amo, director técnico de EndeF. Los tres socios de la empresa acudieron al certamen con varios prototipos y se dieron cuenta de que disponían de un producto con el que «se podía producir electricidad y calor en un mismo panel que ocupa un 40% menos de espacio y proporciona un gran rendimiento energético que reduce el periodo de amortización a seis o siete años». Acababan de nacer los paneles híbridos Ecomesh.
El siguiente paso consistió en montar una línea de fabricación y una instaladora para colocar los paneles en tres edificios de Zaragoza. La monitorización de estas tres pruebas piloto, iniciada el año pasado, ha confirmado la validez de los datos recogidos en el laboratorio. El abarcar todo el proceso productivo, desde la ingeniería hasta la instalación, pasando por la fabricación de los paneles, ha tenido otro efecto aún más positivo: la generación de nuevos empleos. «El objetivo que nos marcamos en 2013 para 2014 era que uno de nosotros viviese de la empresa, y hemos cerrado el año con diez empleados con una edad media de 32 años», subraya el director técnico de EndeF.
El apoyo de la Fundación Repsol
Este crecimiento no hubiese sido posible, al menos no con esta rapidez, si no hubiesen apostado por presentarse a numerosos concursos en busca de premios y, por tanto, de financiación. «Sabíamos que teníamos un producto industrial pero necesitábamos mucho dinero para autofinanciarnos». Una de las primeras puertas a las que llamaron fue la de la Fundación Repsol, cuyo Fondo de Emprendedores apoya proyectos innovadores que promuevan la eficiencia energética. Su panel fue una de las ocho ideas galardonadas de entre 470 candidaturas en la convocatoria de 2013. El premio consistió en dos años de incubación con el asesoramiento de tres tutores que les guían en las procelosas aguas empresariales -«es gente con experiencia que te ayuda a estructurar las ideas y te da consejos muy útiles para consolidarte e ir creciendo»- y 12.000 euros, la mitad para gastos ordinarios (salarios, viajes y otras cuestiones del día a día) y el resto destinado a cuestiones más técnicas como fabricar prototipos, comprar material, etc. «La convocatoria de Repsol es de largo la mejor en cuanto a condiciones porque aunque no consigas que entre un inversor, la empresa sigue siendo tuya, no debes nada a nadie y tienes ya un producto en el mercado», explica Alejandro del Amo. Este apoyo se tradujo, en definitiva, en su salida de la universidad y el comienzo de una aventura empresarial a tiempo completo.
Este año esperan que sea el de la expansión de la empresa por el resto de España -están presentando sus paneles híbridos a instaladoras, constructoras, arquitectos e ingenieros-, sin cerrar las puertas a una posible internacionalización. «Es algo muy goloso pero costoso. Nuestro objetivo sí que es intentar venderlo en otros países, sobre todo teniendo en cuenta cómo están las cosas en España».
Al mirar hacia atrás, Del Amo aconseja a todos aquellos emprendedores que tienen una idea y están empezando a desarrollarla que busquen su nicho de mercado, la comparen con lo que ya existe en busca de mejoras y la pongan en circulación lo antes posible, pero sin precipitarse, «porque si no alguien sacará otra cosa y te adelantará». Recomienda también presentarse a todo tipo de concursos en busca de dinero e incubaciones que les proporcionen formación empresarial. «Si consigues dinero eso que te llevas por delante, y te ayuda muchísimo. Además, cada vez que ganas un premio o eres seleccionado obtienes notoriedad, llegan un montón de correos electrónicos a la empresa de gente interesada», resume. ¿Y recurrir a la Administración? El director técnico de EndeF lamenta que exista «mucho bla bla bla sobre emprendimiento pero pocas ayudas reales. Hay muchos desarrollos que merecen la pena pero no todos pueden estar incubados por Repsol u otras iniciativas similares».