Según un reciente artículo de Michael Oputeh, empleado del Ministerio de Información y Estrategia en Lagos, la juventud es imprescindible para garantizar la prosperidad y estabilidad en Nigeria. Afirma que cualquier estado que excluye a la juventud de la participación en la construcción del mismo, pone en grave riesgo el devenir del país. Es necesario crear un clima de participación activa entre los más jóvenes. Estos actúan como una fundación en la sociedad. Su energía, su ingenio y su carácter marcan el ritmo del desarrollo y la seguridad de la región. En sus sueños, esperanzas y energía, un país halla la motivación para crecer, su fuerza y su destino. De producirse con éxito todos estos elementos, el futuro de Nigeria quedaría garantizado.
La juventud es mayoría en el país africano, supone el 60% de la población total, unos 80 millones de jóvenes. De este dado se deduce que su importancia se antoja vital y por tanto deben llevarse a cabo políticas que incentiven el empleo y su inserción en la sociedad. El vigor y la intensidad de las mentes de los jóvenes deben actuar como abanderados del país, deben formar parte de la ‘primera línea’, deben consolidarse como la vanguardia de Nigeria. Existe un nexo muy potente entre el estado del bienestar y la implantación de sistemas juveniles de desarrollo. Además, la juventud lleva actuando como motor del progreso desde tiempos inmemoriales, jugando un papel decisivo en el periodo de independencia y del posterior asentamiento del nuevo sistema.
De acuerdo con un reciente informe del CBN -Central Bank of Nigeria-, el paro juvenil en Nigeria alcanza la escalofriante cifra de más del 50%, 56 MILLONES de jóvenes no tienen trabajo o tienen uno pero en condiciones precarias. Debemos tener en consideración la pirámide de población de Nigeria, el 7º país más poblado del mundo, para entender la gravedad del problema.
Ante esta dramática situación se podrían plantear varios escenarios con posibles soluciones. En primer lugar, el gobierno tiene que establecer programas de formación profesional y empoderamiento para que los jóvenes desarrollen habilidades y competencias en diversos sectores económicos. En segundo lugar, es esencial fomentar el ‘emprendizaje social’ entre los jóvenes a través de becas relacionadas con las TIC, desarrollo de fondos, relaciones públicas, desarrollo de programas de gestión, etc. Por último, tienen que producirse sinergias y debe aflorar la cooperación público-privada entre gobierno, empresas y ONGs. Todo esto sumado a una juventud con ganas de implicarse y de asumir responsabilidades.