La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), informó que en el conjunto de las zonas rurales latinoamericanas se aprecia una mejora del empleo rural juvenil en las últimas décadas.
Sin embargo, para la mayoría sus trabajos son más precarios, reciben un salario inferior y tienen una menor afiliación a la seguridad social en comparación con los adultos. El estudio, denominado Juventud y Empleo Decente en América Latina, explica que esta tendencia se debe a una importante disminución del empleo infantil, una caída del 20 por ciento en la última década de los jóvenes rurales ocupados en el sector agrícola, y un aumento similar en los dedicados a la actividad rural no-agrícola.
De acuerdo con el texto, gracias al aumento del empleo asalariado formal, hoy existe un sector de jóvenes que tiene mayor cobertura social, ingresos más altos y en general mejores condiciones laborales que el grueso de la población rural. No obstante ese avance relativo, la publicación reconoce que aun menos de la mitad de los jóvenes tiene un trabajo decente desde el punto de vista de los ingresos, y la mayor parte sufre una excesiva carga horaria.
Esto se debe- se argumenta en el texto- a que para igual tipo de trabajo, el grueso de los jóvenes rurales labora en peores condiciones que los de mayor edad. Sus trabajos tienen riesgos, son más precarios, reciben menor salario y tienen una menor afiliación a la seguridad social.
De acuerdo con Martin Dirven, encargada de la investigación, los datos en muchos países de América Latina evidencian que se está aún muy lejos del empleo decente para una abrumadora mayoría de la población rural joven. Actualmente, casi 40 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años viven en las zonas rurales de los 20 países que componen el área. De ellos, la mayor parte – 11,9 millones – son inactivos, cerca de 9,6 millones trabajan en el sector agrícola y 8,2 millones lo hacen en actividades no agrícolas.
En el texto se revela además que entre los jóvenes laboralmente inactivos, la mayor parte son mujeres. También que en las zonas rurales hay una proporción significativa de jóvenes que no estudian ni trabajan, lo que merma su trayectoria laboral y su acceso a la seguridad social.