Ha llegado la generación que desplaza el monopolio de los ‘ninis’, son los llamados ‘sisis’, y no descartan llegar para quedarse. Estos jóvenes no superan los 30 años, y sí estudian y sí trabajan. Una generación que ha aparecido pese al coleteo que aún sigue dando la crisis en España, buscando compaginar los estudios con el trabajo y convirtiéndose, además, en uno de los perfiles más buscados por las empresas.
Sus vidas siguen un ritmo vertiginoso. Se levantan temprano para realizar cualquiera de las dos labores, comen rápidamente y se preparan para seguir con la jornada. La realidad golpea a sus puertas cuando al llegar a casa deben dejar de lado el descanso o las charlas con los amigos para seguir urdiendo su futuro. Una práctica que se consolida año tras año entre los jóvenes que deben hacer frente a la cuantía de la matrícula de la universidad o formación profesional, o al menos parte de ella, obligándoles a adelantar su madurez para asumir sus propias responsabilidades.
Pese a ello, aunque conciliar ambas partes de su vida pueda parecer complicado, e incluso agotador, estos jóvenes lo hacen con gusto y dedicación, para ellos nada es imposible en la carrera para conseguir sus metas si se hace basándose en los tres ‘-ón’: motivación, gestión y organización.
Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al tercer trimestre de 2016, España suma un total de 1.420.800 jóvenes que ni estudian ni trabajan, lo que significa que dos de cada diez personas de entre 16 y 29 años son ninis. Sin embargo, la cifra de jóvenes que sí estudian y trabajan alcanza actualmente los 568.200, 12.900 más que en ese mismo periodo el año anterior, lo que supone el 8% de la juventud.
Jóvenes que estudian, trabajan y emprenden, y se niegan rotundamente a quedarse de brazos cruzados en casa. A ellos habría que sumarles también otra categoría: todos aquellos que han tenido que salir de España hacia el extranjero en busca de las oportunidades que no han podido encontrar en su país. Y no son pocos. Según datos oficiales, 250.000 personas han hecho las maletas desde 2008.
Para ayudarles, muchas instituciones educativas y universidades impulsan proyectos que apoyan a la generación, con programas que amoldan los horarios para que sean cada vez más accesibles y amoldables a las necesidades de los jóvenes. Además, cada vez son más las empresas que se ven atraídas por este tipo de perfiles que demuestran responsabilidad y actitudes emprendedoras.
Apoyos a la generación ‘sisi’
Desde la fundación Transforma España y Pangea, se ha impulsado ‘Generación sisi’, la primera iniciativa en España que apuesta por posicionar a los jóvenes como principal impulso del cambio social, trabajando por encontrar soluciones a los grandes problemas a los que se enfrentan las nuevas generaciones. Un proyecto que permite a los más jóvenes participar en las decisiones del sector público y las compañías más influyentes del país, a través de diferentes herramientas y plataformas digitales.
Esta propuesta nace desde los jóvenes y para los jóvenes, trabajando para conseguir soluciones y afrontar adecuadamente un futuro apasionante, competitivo y exigente. Una iniciativa a la que se han sumado otras organizaciones como Código Nuevo y Soulsigh, que defienden superar la dinámica de debates y tertulias para que empresarios, políticos y jóvenes se escuchen y trabajen en equipo, con el fin de poder desarrollar propuestas reales que solucionen los problemas a los que se enfrenta el país.
5 consejos para convertirte en un buen ‘sisi’
Conseguir armonizar la vida laboral, académica y personal puede parecer complicado, pero siguiendo una serie de fáciles consejos se puede lograr:
- Planificar bien el tiempo marcándose objetivos a corto y largo plazo.
- Distinguir bien entre qué es urgente y qué es importante para relativizar las obligaciones sin que afecten de forma personal.
- Trabajar en fomentar la motivación, siendo realistas y sin exigirse demasiado a uno mismo.
- No olvidar la importancia de descansar, durmiendo las horas necesarias, y concederse ratos libres y premios por el gran esfuerzo realizado.
- Pedir ayuda para afrontar las situaciones más difíciles.
“Si te organizas, da tiempo a todo”
Cristina Luque (21), estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas de la Universidad de Navarra, trabaja por las tardes como entrenadora de natación sincronizada. Además, ella misma entrena para competir como nadadora y desempeña la labor de socorrista durante la temporada estival. A todo eso, añade su trabajo como locutora de radio. Tareas que compagina como puede para poder lograr cumplir todos sus objetivos.
¿Ve difícil armonizar todas las tareas que lleva a las espaldas?
A veces sí que se convierte un poco en un caos. Tengo que acudir a las clases de la universidad, estar atenta a los entrenamientos que imparto, prepararlos y hacerlos adecuados para las niñas, ir a la radio y además de ello prepararme para los exámenes. Por eso, cuando se acerca la época de exámenes, la cosa se vuelve un poco dura, pero tengo suerte de amar mi trabajo y por eso mismo no se me hace tan complicado.
¿Cuál fue el motivo por el que decidió embarcarse hacia el mundo laboral?
La natación sincronizada, y todo lo relacionado con el agua, siempre ha sido mi pasión, por lo que me surgió la oportunidad de unirme al equipo de entrenadoras y no dudé en aceptar. La radio también me apasiona y es una buena oportunidad para ganar tus primeros ahorros. Éstos me ayudan a pagar mis cosas, ayudar a mis padres con la matrícula de la universidad y sentirme un poco más independiente.
¿Cómo consigue encajar todas las horas durante la semana?
A veces es cosa de saber jugar al Tetris [ríe]. En la universidad, depende del curso, tengo horario de mañana o de tarde, así que hay años en los que se me hace más complicado lograr que todas las cosas encajen, pero suelo distribuir el trabajo por días en función de cuantos ratos libres dispongo. Es cuestión de saber organizarse, aunque también tengo que agradecer las facilidades que tengo en los lugares en los que estudio y trabajo.
¿Cuáles son esas facilidades?
Si eres deportista, en muchas universidades, una de ellas la mía, se facilitan horarios amoldados a las necesidades de cada uno, pero yo de momento no he querido meterme de lleno en el programa amoldado porque me gusta saber que puedo con todo [ríe]. Aun así, sí que he tenido muchos profesores que a lo largo de la carrera han entendido mis circunstancias y han sido muy flexibles conmigo a la hora de cambiar horarios y exámenes, ya sea por mis competiciones, los entrenamientos, etc.
¿Le han ayudado a sobrellevar la presión?
Indudablemente sí, porque aparte de locutora, nadadora y entrenadora, soy juez en algunas competiciones, y eso supone una formación extra que se extiende a los fines de semana, lo que me reduce aún más el tiempo libre y los momentos en los que puedo desconectar, así que esas pequeñas ayudas al final son grandes oportunidades que me permiten desconectar u ocupar mi tiempo en otras cosas que debo hacer.
¿Cuáles son sus claves para seguir adelante?
La verdad es que yo siempre he sido un poco desorganizada, pero estar en esta tesitura de tener que acoplar tantas responsabilidades a mi día a día, me ha enseñado a organizarme. Por eso, una de las claves más importantes para mí es saber qué debo hacer y cuándo, para después organizarme y repartir el tiempo durante la semana para saber sacar todo adelante. Otra de las cosas que para mí son muy importantes es llevar los estudios al día. Sé que parece un tópico, pero ayuda mucho. Es un trabajo que día a día no supone apenas tiempo, pero que al final, cuando llegan los exámenes, te demuestra que has adelantado sin casi darte cuenta.
Después de todo, ¿le queda algo de tiempo para relajarse?
Por supuesto. La cosa es organizarse, yo estudio y trabajo, pero también salgo con mis amigas. Da tiempo a todo. Sí que es verdad que igual no puedes estar una tarde entera en el sofá viendo películas, pero sí que puedes disfrutar de muchos momentos en los que ni el trabajo ni el estudio estén presentes.
¿Se ve así en los próximos años?
Sí, sí. De hecho, de cara al año que viene me han ofrecido trabajar horas extras, y como ya he dicho, me gusta saber que puedo afrontar retos y seguir adelante con todo. Sé que igual la cosa se complica, pero no tengo duda de que será divertido.