El VIII Informe de Adecco sobre Absentismo concluye que la tasa de absentismo laboral se ha incrementado en 5,9% en todo el Estado
La salud es uno de los motivos por los que el trabajador español se ha ausentado de su trabajo. Concretamente, en 2018, se produjeron más de 5,2 millones de procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes (enfermedad común o accidente no laboral). Se trata de 12,7% más que el registrado en 2017, es decir 6 de cada 100 trabajadores no acudió a su puesto.
De acuerdo con el VIII Informe de Adecco sobre Absentismo sitúa en un nuevo máximo histórico, superando por una décima el pico anterior que se alcanzó en 2009. Teniendo en cuenta las horas no trabajadas por absentismo, del informe se desprende una pérdida de 87 horas por trabajador.
El estudio también señala que el índice de contingencia aumenta según la edad. El grupo de 16 a 24 años alcanza la mayor cifra (46,7%), le sigue el tramo de edad entre 25 y 34 años (36,8%, el de 35 a 44 años (31,1%, de 45 y 54 registra el más bajo (26,1%) y los mayores de 55 un 28,1%).
Asimismo la mayor parte de los procesos de bajas tuvieron una duración de hasta 15 días y representaron el 8% del total de días. Mientras que las que se alargaron a más de 90 días han sido solo 10%. Además, si se tiene en cuenta el género, las mujeres registraron un mayor índice de bajas de más de 90 días que los hombres.
Por sectores
La industria es donde se ha registrado la tasa de absentismo más elevada 5,6%. Por detrás, le sigue el sector servicios 5,4%; y en el lado opuesto con la tasa de absentismo más reducida, se encuentra el sector de la construcción 3,6%.
El panorama cambia por comunidades. Euskadi, es la que presenta mayor tasa de absentismo en todo el Estado, con 125,5 horas al año por asalariado. Continúa la lista, Navarra 112 horas, Asturias 103,1 horas y Castilla y León 102 horas por trabajador.
Además la encuesta advierte que el coste por prestaciones económicas por incapacidad temporal se incrementó en 9,19% el año pasado. En total 433,16 horas de media por cada afiliado. En España estas ausencias pueden presentar graves repercusiones para la competitividad de las empresas, la creación de empleo y , sobre todo, a los propios trabajadores.