El diplomático Francisco Montalbán tiene ante sí uno de los retos más importantes de su carrera. El Gobierno le nombró en mayo embajador en misión especial para impulsar la implementación de los objetivos de la Agenda 2030 en todas las políticas públicas de España. Una labor que lleva a cabo con “entusiasmo y sentido de la responsabilidad” convencido de que si se salda con éxito, dentro de trece años “veremos un mundo mucho mejor”.
-El Gobierno acaba de nombrarle embajador en misión especial para la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. ¿Cómo encara este nuevo proyecto profesional?
-La Agenda 2030 es un acuerdo global para el desarrollo sostenible de una ambición sin precedentes. Supone un cambio de paradigma en lo que siempre se entendió por políticas de ayuda al desarrollo. Al integrar las dimensiones económicas, sociales y medioambientales del desarrollo, los retos se convierten en globales y pasan a ser compartidos por todos los países y por todos los actores, no sólo los gobiernos nacionales, también los autonómicos y municipales, las empresas, universidades, sociedad civil… Si tiene éxito, veremos un mundo diferente, y mucho mejor, en 2030. No puedo sino encarar este nuevo reto con entusiasmo y sentido de la responsabilidad.
-¿En qué consiste su trabajo?
-Mi trabajo consiste en asistir al secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe y al Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación en el impulso a la implementación de la Agenda 2030 en España. Por un lado, facilitando su aplicación en el conjunto de las políticas públicas nacionales, trabajando codo con codo con el resto de ministerios y de administraciones públicas para que realicen el trabajo y ejerzan el liderazgo que les corresponde en sus respectivos ámbitos competenciales. Y por otro lado, llevando adelante la adaptación de la política de cooperación para el desarrollo y, más ampliamente, de la política exterior, a la Agenda 2030. Como Embajador en Misión Especial, mi tarea es difundir la Agenda, representar el compromiso de España, estimular el compromiso de todos y servir de punto de referencia del proceso de implementación en la Administración General del Estado.
-¿De qué manera está colaborando el Gobierno de España en la consecución de los objetivos que plantea la Agenda 2030?
-España, representada por el Jefe del Estado, S.M. el Rey, se comprometió a llevar adelante esta Agenda y a su plena implantación en la Cumbre Mundial de 2015 donde fue adoptada. El compromiso de nuestro gobierno no es otro que su total puesta en práctica. En días recientes, se ha aprobado la creación de un Grupo de Alto Nivel para la Agenda 2030, dependiente de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, que estará presidida por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación. La vicepresidencia recaerá conjuntamente en el ministro de Fomento y la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, y estarán representados al nivel de secretario de Estado o de director general todos los ministerios. Es un paso fundamental, que dota del necesario soporte institucional para movilizar las políticas públicas e implicar a los departamentos competentes.
-¿Cuáles considera que son los principales obstáculos de deberán sortearse?
-Muchos, sin duda. Yo destacaría dos. Puesto que uno de los objetivos de la agenda es integrar las dimensiones sociales, ambientales y económicas en todas las políticas públicas, el primer reto supone romper los compartimentos estancos sectoriales. Estamos acostumbrados a trabajar de forma aislada, con un único objetivo en nuestro sector o ámbito de responsabilidad. La coordinación interinstitucional es un reto indudable, especialmente para las administraciones públicas. El segundo es que, puesto que los ODS se dirigen a las causas de los problemas, incorporan cambios importantes en los modelos de producción y de consumo –para respetar el planeta-, en los patrones de crecimiento económico –para que sean incluyentes y generen igualdad, además de sostenibles. La transición no será fácil, ni inmediata. Exigirá reflexión, asimilación, estrategia, pactos, recursos adicionales…
-Usted cuenta con una larga trayectoria diplomática en América Latina. ¿Cuando se es testigo directo de la pobreza aumenta la concienciación sobre la necesidad de trabajar para erradicarla y reducir las desigualdades?
-Sin lugar a dudas. Aunque la pobreza y la desigualdad la encontramos también en nuestras ciudades, en nuestros barrios, la dimensión que alcanza en los países con niveles de desarrollo humano más bajos es impactante. Hace ver el mundo con otros ojos. Tiene uno a flor de piel los requerimientos, políticos y éticos, de construcción de sociedades más justas y solidarias.
-Combatir el desempleo juvenil es otro de los caballos de batalla de Naciones Unidas. ¿Cómo cree que debe afrontarse este reto?
-La preocupación por la juventud y por el empleo ha estado presente en la definición de la agenda y se refleja en los ODS. La Agenda 2030, de hecho, trata de responder a los grandes retos generacionales, y el empleo es sin duda el número uno. La educación de calidad, la innovación, el apoyo a la iniciativa empresarial y al trabajo digno, y el acceso a los recursos productivos –todo ello, metas específicas de diversos ODS- son pilares centrales para conseguirlo. La revolución digital o la robotización generan riesgos y oportunidades para el empleo juvenil. Según la OIT, es necesario crear más de 600 millones de nuevos empleos de aquí a 2030, sólo para seguir el ritmo de crecimiento de la población mundial. La buena noticia es que la Agenda 2030 y la implementación del Acuerdo de París sobre el clima crearán millones de nuevos empleos y abrirán nuevos campos en sectores como la agricultura sostenible, las energías renovables, las telecomunicaciones…
-Ha tenido ya un primer contacto con Novia Salcedo Fundación. ¿Qué opina de la Campaña para la declaración de la Década del Empleo Juvenil?
-La visibilización de temáticas prioritarias en la agenda internacional a través de instrumentos como las décadas o años dedicados a las mismas, han tenido un impacto indudable en el pasado y puede tenerlo en el futuro. Lo más importante es construir consenso social e internacional en las campañas, aglutinando a actores públicos y privados, y trabajar en ello de la mano de las Naciones Unidas.
-Su último destino como embajador, Cuba, ha sido azotado por el huracán Irma, un fenómeno meteorológico que ha arrasado también Florida. ¿Es un nuevo toque de atención sobre la necesidad de que todos los países tomen medidas para combatir el cambio climático?
-Sin duda. Los huracanes no son causados por el cambio climático, pero existe consenso científico acerca de que su frecuencia y, sobre todo su intensidad –y por tanto su impacto- sí son exacerbados por el cambio climático. No es sólo un toque de atención lo que necesitamos. Es poner toda la atención, y hacerlo ya. Estamos a tiempo de mantener el cambio climático por debajo de 1,5 o 2 grados centígrados, considerado como espacio moderadamente seguro y de impacto medio-bajo. Pero para ello hay que actuar ya.
-¿Es optimista acerca de cuál será la situación del planeta en 2030? ¿Se habrán conseguido la mayor parte de los objetivos planteados?
-Por supuesto. Por ello me gratifica mucho la misión que me ha sido encomendada.