La ONU destaca los tres pilares del desarrollo de los jóvenes de las zonas rurales: productividad, conectividad y capacidad de acción
En el mundo hay aproximadamente 1.200 millones de jóvenes entre los 15 y 24 años. De ellos 1.000 millones viven en países en desarrollo y casi la mitad de estos viven en el medio rural. De acuerdo al informo ‘Crear oportunidades para los jóvenes del medio rural’ del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
Según este informe, este colectivo en aumento puede producir una notable reducción de la pobreza, generar empleo, la seguridad alimentaria y nutricional. Con su trabajo en las zonas rurales de sus países podría germinarse una nueva generación de empresarios a través de una política que motive su desarrollo potencial.
En África Subsahariana, la suma de una tasa de natalidad alta y una situación de pobreza generalizada equivale a un elevado y creciente número de jóvenes que se encuentran en situación de pobreza y se concentran en zonas rurales con escasas posibilidades de empleo. Este hecho supone un problema especial. Entonces, ¿cuál es la mejor manera para estos países, entre otros, de invertir en el futuro de sus jóvenes? El informe apunta que los jóvenes necesitan acceder a una financiación que les permitiría invertir en actividades agrícolas como la compra de parcelas para satisfacer la demanda de productos frescos.
Tres pilares
Aunque el camino es largo, la población juvenil del medio rural apuesta por pequeños cambios que los transformen en personas productivas y conectadas, capaces de responsabilizarse de su propio futuro. En comparación con los adultos y los jóvenes de las zonas urbanas, los jóvenes del medio rural no son tan dueños de sus propias vidas. Un programa eficaz de políticas e inversiones en favor de los jóvenes del medio rural debe abordar los tres factores relativos a la productividad, la conectividad y la capacidad de acción, que se refuerzan mutuamente, y además, debe identificar las dificultades específicas que afrontan los jóvenes para, a continuación, elaborar políticas y programas que les ayuden.
– Productividad: Los Gobiernos deben velar por que las estructuras y actitudes sociales ayuden a los jóvenes del medio rural a avanzar en lugar de refrenarlos. Esto reviste especial importancia cuando se trata de mujeres jóvenes del medio rural, quienes suelen quedar rezagadas. Asimismo, indica el informe, que los Gobiernos deben armonizar todas las partes del sistema educativo. De este modo se garantizará que los jóvenes adquieran los conocimientos y habilidades necesarios para convertirse en personas más productivas.
– Capacidad: La capacidad de los jóvenes para convertirse en personas productivas depende de varios factores. Por un lado, el lugar donde viven es de suma importancia: muchos factores sociales y económicos pueden facilitar o dificultar su evolución. Por el otro, su productividad depende de sus habilidades cognitivas y no cognitivas.
– Conectividad: Una mejor conectividad entre personas, mercados, servicios, ideas e información ofrece a los jóvenes de las zonas rurales oportunidades para convertirse en personas más productivas. Cuando las zonas rurales disponen de mejores vínculos con los mercados gracias a la información y el transporte, aumentan las oportunidades de toda la población, sobre todo de los jóvenes del medio rural. Una mayor conectividad también les ofrece un medio para crear y fortalecer su capital social y humano, desarrollar aptitudes y estimular la confianza en sí mismos. Como resultado, su capacidad de acción mejora y su productividad aumenta.