El 14 de diciembre fue presentado en Adis Abeba el Informe de Desarrollo Humano 2015 titulado ‘Trabajo al servicio del Desarrollo Humano’. El documento, comentado por los expertos Mikel Mancisidor y Alfonso Dubois subraya los nuevos retos y desafíos en el mundo del trabajo y del empleo
Antes de 1990, el crecimiento económico de los pueblos, entendido como el aumento en la producción de bienes y servicios reflejados en el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, las reservas naturales, las inversiones y el ahorro en un determinado ciclo económico, eran los únicos elementos para evaluar los niveles de desarrollo de las naciones. Un enfoque que empobrecía y dejaba de lado aspectos como la calidad de vida o el crecimiento integral de las personas. Por eso desde hace 25 años el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elabora el Informe de Desarrollo Humano, IDH, que mide el estado de bienestar de los individuos. Este valor es el producto de la suma de las variables relacionadas con la salud, la educación y los ingresos, que permiten medir la calidad de vida de los ciudadanos y que parte de la premisa de que las personas son la verdadera riqueza de una nación.
El IDH de este año titulado ‘Trabajo al servicio del desarrollo humano’ llega en un momento de grandes cambios en el mundo laboral que afectan a cuándo, cómo y dónde la gente trabaja. “El informe habla de los retos y desafíos a los que nos enfrentamos derivados de esos cambios provocados por las modificaciones tecnológicas, por las telecomunicaciones y por el muy afortunado ingreso de cientos de millones de personas de países del sur a la economía mundial”, señala el experto en derechos humanos Mikel Mancisidor. Un futuro, advierte, de más oportunidades, aunque de mayor complejidad para las más de 200 millones de personas, entre ellas 74 millones de jóvenes, desempleadas en el mundo.
Este panorama cambiante al que se refiere Mancisidor pone en peligro algunas de las conquistas asociadas al estado de bienestar, las garantías laborales y la seguridad social. Un panorama que se abre ante los países en desarrollo, en particular, decididamente incierto. Por lo que ahora más que nunca es necesario “adaptarse y ser flexible”.
Repensar el trabajo por y para el desarrollo humano
Según el IDH 830 millones de trabajadores en el mundo viven con menos de 2 dólares al día. Una realidad, la de los trabajadores pobres, que no es nueva ni está ligada a la coyuntura de la crisis, sino que responde a un “concepto simplista del trabajo”, señala el economista Alfonso Dubois, que también realizó algunos apuntes a las principales cuestiones del informe. “Lo que entendemos por trabajo es lo que entendemos por sociedad”, continúa, subrayando el valor instrumental, intrínseco y social del trabajo.
Para Dubois una de las claves del IDH consiste en repensar el concepto de trabajo -que no de empleo- como medio para dar rienda suelta al potencial humano, a la creatividad, a la innovación y a la imaginación. Esencial para que la vida humana sea productiva, útil y significativa, y no solo para que las personas se ganen la vida, llenen la nevera y paguen las facturas. Un trabajo que proporcione un canal de participación en la sociedad, pero sobre todo digno.
Los jóvenes, los grandes protagonistas de los cambios
“El mundo está lleno de oportunidades especialmente para los jóvenes”, señala Mancisidor que se muestra optimista -y realista- frente a los resultados del IDH. La revolución digital y la globalización han traído una mayor flexibilidad laboral y nuevos modelos de trabajo, pero también han aumentado la inseguridad y la vulnerabilidad para todos.
“Pero no daría una visión en tonos grises, remarcando solo las sombras de la situación que expone el IDH, sino los retos que tienen ahora los jóvenes, una visión multicolor”, continúa el experto. “Cada día miles de personas en el mundo nos sorprenden con nuevas iniciativas, tecnologías y proyectos en los que ponen sus capacidades y talentos. Por eso los jóvenes tienen que estar atentos al mundo, tienen que querer ser parte del mundo, querer ser un actor que mejore su entorno y prepararse, porque las titulaciones y los idiomas ya no son suficientes en el futuro mercado laboral”, sentencia.