Catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco, Sara de la Rica es una de las figuras más respetadas en el ámbito del análisis económico. Sus intervenciones en el Bilbao Youth Employment Forum, directas y concisas, dibujaron un futuro en el que las máquinas seguirán destruyendo empleo, pero ofreció las claves para adaptarse a ese nuevo tiempo. Con la vista puesta en el periodo de tiempo más inmediato, augura para España un crecimiento que se situará en el entorno del 2% en los próximos años. De la Rica cita también tres medidas que ayudarían a reducir la precariedad en el empleo.
-¿Qué factores van a condicionar el crecimiento económico en España el próximo año?
En España estamos creciendo al 3,2% y el empleo lo está haciendo también prácticamente a la misma tasa (500.000 puestos de trabajo al año). No hay ningún otro país en Europa en el que la tasa de empleo crezca a la misma velocidad que la actividad. Esto se debe a que en España el ajuste a la actividad se hace mediante el margen extensivo, es decir, contratando y despidiendo a trabajadores con contratos temporales. Por otra parte, la tasa de crecimiento del PIB está siendo muy fuerte, pero se estima que casi la mitad de ese 3,2% se debe a factores externos, como el precio bajo del petróleo (disminuye mucho los costes de producción), la devaluación del euro/dólar que nos permite ser más competitivos con el exterior, los bajos tipos de interés que ayudan a que nuestra economía se nutra de créditos, y finalmente la política de liquidez monetaria que está llevando a cabo el Banco Central. Todo esto está afectando muy positivamente a nuestra economía. Además, parece que la demanda interna en España finalmente está creciendo, lo cual también ayuda al crecimiento de la actividad. No es previsible que todos estos factores se mantengan en los niveles actuales, pero sí es previsible que quizá mantengan niveles cercanos al 2% en los próximos años si las incertidumbres internacionales no sufren grandes cambios (ralentización de la economía china y otros emergentes, inestabilidad por los refugiados, los problemas con el Estado Islámico…).
-¿En qué sectores se va a crear empleo?
Como no hemos modificado nuestras fortalezas ni nuestras debilidades, todos aquellos sectores con potencial exportador seguirán creando empleo y el turismo previsiblemente también. Es posible que la construcción se revitalice un poco, pero no creo que los niveles de crecimiento sean muy altos.
-¿De qué manera se puede reducir la precariedad en la contratación?
Esta es una pregunta difícil de contestar. Desde 1984 los empresarios han encontrado un mecanismo de flexibilidad laboral que consiste en disponer de un colchón de trabajadores (alrededor del 30% del empleo total) que lo utilizan para ajustar la mano de obra a la demanda. Si bien todos los estudios coinciden en afirmar que este mecanismo es muy pernicioso no sólo para los trabajadores que lo sufren, sino también para el desarrollo de la sociedad, es un mecanismo que ha sido utilizado durante los últimos 30 años y es difícil que los empresarios dejen de usarlo, por muchas reformas que se hayan llevado a cabo. Para mí, la única manera de abordar bien este problema consistiría en cambiar los costes de despido de los nuevos trabajadores que se contraten en modo indefinido para que se acerquen más a los temporales, quizá incrementándose gradualmente con la antigüedad del trabajador en la empresa; prohibir los contratos temporales (y castigar a quienes no cumplan la ley) para trabajos que no tengan la naturaleza de ser temporales, y ofrecer mucha seguridad jurídica a los contratos indefinidos para que la procedencia e improcedencia del despido esté muy clara. Si estas tres medidas se llevan a cabo simultáneamente podríamos lograr que los nuevos contratos sean por norma indefinidos, con costes de indemnización menores pero crecientes con la antigüedad, y que los contratos temporales se dejaran para sustituciones y algunos otros trabajos muy específicos.
-¿Las actuales políticas activas de empleo son una herramienta eficaz o necesitan reorientarse?
Necesitan una reforma integral. Lo cierto es que se han firmado decretos en los últimos meses para reorientar estas políticas, especialmente las que conciernen la formación a parados y la intermediación público/privada, pero las reformas todavía se están comenzando a poner en marcha, y por tanto no sabemos si serán útiles o no.
-Aparte de los conocimientos que proporciona la formación, ¿qué competencias deben desarrollar los jóvenes para encajar en un equipo de trabajo?
En el mundo globalizado y digitalizado al que nos enfrentamos, cada vez más expertos coinciden en que entre las competencias más valoradas se encuentran aspectos como la creatividad, capacidad de interactuar con los demás en equipos, capacidad de responsabilizarse de los actos de cada uno, interés en aprender y adaptarse, así como la empatía y solidaridad con su entorno. Por supuesto, otras habilidades, como la capacidad de comunicarse en inglés, así como competencias digitales, también son muy valoradas.
– ¿Cómo se puede combatir la progresiva sustitución de puestos de trabajo por máquinas?
Creo que esa sustitución es imparable y más que combatirla, creo que debemos adaptarnos a ella. Algunos trabajos morirán hagamos lo que hagamos, lo importante es que los seres humanos nos adaptemos a estos cambios y aprendamos que nuestro papel fundamental en el futuro que se avecina debe pasar por desarrollar las competencias que las máquinas no pueden hacer, como es arreglar problemas, negociar con los demás, desarrollar servicios personales como atención a los mayores, etc. Se abrirán nuevos trabajos que ahora ni imaginamos. Lo importante es estar preparado para poder trabajar en esos empleos que se abren. Y para esto, cuanto más abiertos y adaptables seamos mucho mejor. La movilidad laboral (geográfica) también va a jugar un papel importante. Los jóvenes que no tengan este tipo de restricciones tendrán sin duda muchas más puertas abiertas.