Aunque el empleo en los países desarrollados se estabiliza, este año aumentará el trabajo vulnerable en las regiones en desarrollo, según la OIT
El presente año continuará siendo un camino difícil para los jóvenes que buscan empleo. Según el informe ‘Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2018’ elaborado por la OIT, los jóvenes menores de 25 años cuentan con menos probabilidades de trabajar que los adultos. La tasa mundial de desempleo juvenil se sitúa en el 13%, tres veces superior a la de los adultos, del 4,3%. Esta falta de oportunidades laborales es uno de los problemas que más preocupan a la organización.
El problema es especialmente grave en África del norte, donde se registra el mayor índice de jóvenes sin trabajo. Allí, casi el 30% de la juventud en edad de trabajar carece de empleo. La situación también inquieta en África subsahariana, donde casi el 67% de los jóvenes que trabajan vive en situación de pobreza. Sin embargo, en los países desarrollados parece que la situación mejorará en 2018. Para este año, se prevé que la tasa de desempleo alcance el 5,5%, una cifra inferior después de tres años en aumento. El informe atribuye este descenso al buen desempeño de los mercados laborales en los países desarrollados. No obstante, se prevé un incremento del número de personas que buscará empleo, con lo que se calcula que la cifra de desempleados se sitúe en 192 millones.
Mejorar la calidad del empleo
«La economía mundial todavía no crea empleos suficientes. Es necesario desplegar esfuerzos adicionales a fin de mejorar la calidad del empleo para las personas que trabajan y garantizar que las ganancias del crecimiento sean distribuidas equitativamente», declaró el director general de la OIT, Guy Ryder.
La OIT destaca, además, que los esfuerzos logrados para disminuir el empleo vulnerable se han estancado a partir de 2012. Según los datos, en 2017 cerca de 1.400 millones de trabajadores ocupaban un empleo de este tipo. Y para 2018, se estima que esta cifra aumente en 35 millones. Asimismo, señala que el número de trabajadores que viven en pobreza extrema en países en vías de desarrollo superará los 114 millones. Esto supone un 40% de todas las personas empleadas en estas regiones.
En cuanto al empleo femenino, el estudio subraya que la tasa es muy inferior a la de los hombres, con trabajos de menor calidad y salarios más bajos.