El auge de la tecnología ha obligado a los empleados adquirir más habilidades para desempañar de forma más efectiva las tareas en el puesto trabajo
La digitalización, la inteligencia artificial (AI) y la automatización han llegado al mundo laboral para quedarse. Cada año, los empleados invierten tiempo en formación para obtener títulos y certificados adicionales enfocados a las tecnologías. El año pasado, el informe Future of Jobs Report 2018 elaborado por el World Economic Forum, señaló que en 2022 las denominadas ‘profesiones emergentes’ supondrán el 27% del empleo mundial, más del doble de lo que representan hoy en día.
Este mismo estudio pronostica que de aquí a esa fecha aproximadamente 75 millones de empleos corren el riesgo de desaparecer, y surgirán 133 millones de nuevos trabajos. Entonces cómo prepararnos. Ante ello, las empresas deben crear programas de formación interno y externo para que el empleado adquiera las competencias que necesita. Esta nueva forma de entrenar a los trabajadores está basada en los conceptos de upskilling y reskilling.
– Reskilling:
Se trata del reciclaje profesional de los trabajadores. Es decir, la empresa, a través de un programa de entrenamiento, ubica al empleado en un nuevo puesto de trabajo, completamente diferente al que ha realizado durante varios años. Por ejemplo: los trabajadores de fábricas que necesitan capacitación para usar robots o sistemas de vigilancia digital.
– Upskilling:
Hace referencia a la capacitación adicional que un trabajador necesita en otras materias para desempeñar de forma más efectiva su trabajo. De esta manera, logra un perfil más específico y una mayor capacidad de resolución ante los posibles cambios que experimente el entorno laboral.
Además de estas habilidades técnicas, los empleados también deben enfocarse en el desarrollo de habilidades personales, conocidas como ‘soft skills’ o habilidades blandas. Y es que la tecnología no puede compensar la interacción social dentro de los lugares de trabajo.