Varios informes auguran que el próximo año el 50% de los puestos de trabajo requerirán de un Grado Medio
La Formación Profesional es una modalidad educativa que en la última década ha crecido de forma progresiva y constante en España. De hecho, según un informe conjunto de la Fundación Atresmedia, Fundación Mapfre e IESE Business School, para 2020 alrededor de la mitad de los empleos requerirán de este tipo de aprendizaje. Una realidad que parece lejana pero que está a la vuelta de la esquina. Así, establece que en el plazo aproximado de un año serán alrededor del 50% los puestos de trabajo que solicitarán una titulación media (FP) frente al 35% que precisarán de una formación superior (grados superiores o titulaciones universitarias). Datos que se complementan con los ofrecidos por la proyección sobre el futuro del empleo ‘Skills Forecast’ elaborado por la agencia europea Cedefop, que establece que para 2030 el 65% de los empleos que se generen en España requerirán profesionales con cualificaciones medias y otro 35%, con altas.
Lo cierto es que, según el citado informe, España está aún lejos de la media europea en lo que ha estudio de Formación Profesional se refiere. Es cierto que en la última década ha crecido en más de un 70% el número de alumnos de esta modalidad y tiene una tasa de matriculación del 34%, pero son cifras muy alejadas del 48% de la media europea (encabezada por Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y Portugal). Y eso, unido a la alta tasa de títulos universitarios, terminarán dando como resultado un aumento de la sobrecualificación de los trabajadores y la dificultad para cubrir puestos intermedios, según el estudio de Atresmedia, Mapfre e IESE Business School. De hecho, ésa es precisamente una de las principales reivindicaciones que hacen desde hace años muchos empresarios, el no tener el perfil de trabajador necesario para cubrir determinados puestos en industrias como la 4.0, lo cual les obliga a buscarlos en el extranjero.
Es por ello que el informe hace especial hincapié una «FP atractiva» que favorezca la matriculación para así convertir a esta modalidad en un motor que mejore la eficiencia del mercado laboral. No en vano, se trata de módulos que permiten un acceso más directo al empleo, favorecen la empleabilidad más temprana dada la menor titulación de los ciclos e incluye contenidos prácticos más enfocados a la práctica de los alumnos y más en cohesión con la realidad empresarial. Asimismo, les aporta una formación laboral, empresarial y emprendedora que fomenta el desarrollo de otras vías de inserción profesional. Contribuye además a reducir la tasa de abandono y fracaso escolar por tratarse de métodos de aprendizaje prácticos.