La Confederación Salud Mental España trabaja para aumentar las tasas de ocupación de las personas que padecen esta clase de trastornos
Según la Organización Mundial de la Salud, el 9% de la población española sufre algún problema de salud mental y el 25% lo tendrá en algún momento de su vida. Para contextualizar aún más una realidad que permanece escondida, la depresión, una de las principales causas de discapacidad, afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo (con mayor prevalencia en las mujeres), de los que 2,4 viven en España. La ansiedad, por su parte, dificulta el día a día del 6,7% de la población.
La Confederación Salud Mental España (CSME), que agrupa a 19 federaciones autonómicas y asociaciones provinciales en las que están integrados de 47.000 socios, llama la atención acerca de un problema que, pese a lo que pudiera pensarse, está presente desde las etapas más tempranas de la vida: un 50% comienza antes de los 15 años y un 75% antes de los 18. «Un proyecto de 2015 sobre la salud mental en las escuelas en Europa concluyó que alrededor del 10% de los estudiantes de entre 6 y 11 años tenía problemas de salud mental que requerían atención médica. Dicho de otro modo, en todas las clases de primaria hay una media de 2 y 3 niños con algún trastorno mental», advierten desde la entidad.
En nuestro país, hay dos millones de jóvenes de 15 a 29 años (30%) que han sufrido síntomas en el último año, aunque solo la mitad solicitó asistencia. El 21,6% presentaría cuadro de sintomatología depresiva moderada (15,3%) y moderadamente grave o grave (6,3%). En el aumento de la depresión y la ansiedad ha jugado un papel relevante la realidad laboral que padecen los jóvenes españoles tras el impacto de la crisis económica. Paro, precariedad y bajas remuneraciones marcan el día a día de muchos de ellos.
Si encontrar un trabajo digno continúa siendo una odisea, en el caso de las personas que han sido diagnosticadas de algún problema mental este proceso se convierte prácticamente en una misión imposible. Según los datos del INE correspondientes a 2017, la tasa de empleo de estas personas fue del 18%. «Pese a que ha aumentado con respecto a 2016, sigue siendo la más baja entre todos los tipos de discapacidad», denuncian desde la CSME.
Normalización y función terapéutica
Este movimiento asociativo lleva luchando desde 1983, año en el que se constituyó la Confederación, para sensibilizar, defender los derechos y mejorar la calidad de vida de quienes sufren problemas mentales y sus familias. La igualdad de oportunidades de este colectivo en el terreno laboral es uno de sus principales caballos de batalla. «Como para el resto de la sociedad, el trabajo para las personas con trastornos mentales es un camino a la normalización, es una fuente de identidad y ofrece sentimientos de utilidad y motivación. Además, en este caso, tiene una función terapéutica, desplazando el rol de enfermo por el rol de trabajador«, recuerdan.
«En el camino hacia su recuperación, las personas con problemas de salud mental encuentran numerosos obstáculos y barreras, muchas de ellas basadas en prejuicios y falsos mitos. Estas barreras suelen ser invisibles. Un problema de salud no nos define como persona, es solo una circunstancia más en nuestra vida y las personas con problemas de salud mental, igual que cualquier otro ciudadano, tienen habilidades, capacidades y destrezas. Muchas veces lo único que les falta es la oportunidad para poder demostrarlas», expresa Nel González Zapico, presidente de la Confederación.
Entre sus reivindicaciones destaca el cumplimiento de las cuotas de reserva de empleo para las personas con discapacidad, tanto en la administración pública como en el sector privado. En este sentido, ha propuesto la ampliación del cupo de reserva en el acceso al empleo público hasta un 8% para las personas con discapacidad, con una cuota para las afectadas por trastorno mental del 2% del total. González Zapico pide igualmente que se «impulsen con mayor fuerza políticas que favorezcan la transición desde el empleo protegido al empleo ordinario».
«Además, reclamamos que se aumente la inversión en planes de formación y capacitación para el empleo, que el sistema de compatibilidad entre el trabajo y las pensiones se adecúe a las necesidades y particularidades del colectivo y que la administración ponga en marcha un plan de sensibilización al tejido empresarial ambicioso y efectivo en materia de integración laboral y de creación de entornos de trabajo saludables y positivos», enumera el presidente de la entidad.
«Todos merecemos una oportunidad, aunque sea pequeña»
El Puente Salud Mental Valladolid y Saúde Mental FEAFES Galicia son dos de las asociaciones que están integradas en la Confederación española. El pasado año, la entidad vallisoletana consiguió que 183 personas accedieran al mercado laboral, lo que supone un incremento del 30% respecto al ejercicio de 2017. Daniel Monsalvo, Iván García y la gallega María relatan su experiencia y reclaman más oportunidades para este colectivo.
Daniel Monsalvo (26 años). Trabajador de Grupo Norte
Este vallisoletano ejerce desde julio de 2018 de operario de limpieza en la empresa Grupo Norte de 6 de la mañana a 12 del mediodía. Su currículum incluye otras dos experiencias laborales en puestos de limpieza de manipulado y reparto publicitario.
– ¿Con qué tipo de barreras te has ido encontrando en tu vida hasta que accediste a este empleo?
Mi juventud y la falta de experiencia han sido las principales barreras con las que he tenido que lidiar, así como el estigma de la sociedad.
– ¿Cuántos años llevas dentro de la asociación El Puente?
Desde el 2015. Entré al programa Incorpora de la Fundación Bancaria La Caixa para participar en una formación sobre trabajo en grandes superficies. También participé en el programa de Itinerarios de Inserción Sociolaboral para jóvenes con discapacidad (YEI).
– ¿Qué papel jugaron a la hora de que obtuvieras una oportunidad laboral?
Me han ayudado mucho, sobre todo a trabajar habilidades sociales, comunicativas… También, a medida que he ido adquiriendo experiencia, me he sentido con más confianza en mí mismo y me he adaptado a los ritmos que son necesarios en los diferentes puestos, mejorarando así las relaciones interpersonales.
– ¿Qué les dirías a las empresas para que se animen a contratar personas que sufren alguna enfermedad mental?
El mensaje es claro: que den oportunidades a las personas con discapacidad, que pueden trabajar y que cada uno tiene unas capacidades diferentes y tenemos los mismos derechos que el resto.
Iván García (30 años). El Desván Encantado
Como muchos jóvenes, Iván decidió combatir la inestabilidad y la precariedad que encontraba en el mercado laboral con una mayor formación que le llevó a desviar su camino hacia el emprendimiento. Desde mayo de 2018 regenta El Desván Encantado, una tienda de merchandising de cine y series.
– ¿Has tenido que superar muchos obstáculos para conseguir un trabajo?
Durante años he pasado por una situación profesional difícil ya que los trabajos que encontraba eran inestables y precarios. Ante esa situación, decidí que lo mejor era ampliar mi formación y valorar la posibilidad de abrir mi propio negocio.
– ¿Qué te ha aportado la asociación El Puente?
En 2015 llegué a El Puente Salud Mental Valladolid. Allí, en el área de Empleo y Formación me hablaron de la posibilidad de participar en el programa Incorpora, con el que colabora El Puente, y que trabaja por la inserción laboral de personas con problemas de salud mental. Me ofrecieron diferentes opciones formativas. Finalmente, me decanté por el Curso de Trabajos en Grandes Superficies. Desde la entidad me han ayudado mucho a desarrollar mis habilidades comunicativas y de atención al cliente. Me han asesorado, formado… Han sido de gran ayuda a la hora de poner en marcha el negocio.
– ¿Qué mensaje lanzarías a las empresas para que contraten a más personas que sufren algún trastorno mental?
Aunque tengas o no una discapacidad o un problema de salud mental puedes trabajar, quizá no en cualquier trabajo, pero en el que puedes lo vas a desarrollar como cualquier otra persona.
María (24 años). Auxiliar en una residencia
A pesar de su juventud, María acumula una larga trayectoria en el ámbito de la salud y el cuidado de las personas mayores. Como auxiliar de enfermería, prestó servicio en Clece, Atendo o Enteca antes de incorporarse a la residencia geriátrica en la que lleva trabajando desde hace seis meses.
– ¿Cuántas horas y días trabajas a la semana?
Trabajo 8 horas al día en turnos alternos, algunas semanas de tarde y otras de mañana. Mi trabajo consiste en ayudar a las personas mayores que están en la residencia en lo que necesitan: darles la comida, colgarles las chaquetas, bajarlos al gimnasio, llevarlos al baño para cambiarles el pañal, etc.
– ¿Encontraste alguna dificultad para acceder a ese empleo?
No, ninguna, porque antes de estar en este trabajo ya hacía ayuda a domicilio.
– ¿Tu trastorno te limita de alguna manera para hacer vida normal o desempeñar un trabajo concreto?
En mi caso, no.
– ¿En qué programas de Saúde Mental FEAFES Galicia participaste?
Llevo dos años en el Servicio de Inserción Laboral y Empleo. Participé en programas de empleo como el Proyecto Practicum y el Programa Integrado de Empleo EM-PRÉGATE. Mi trabajo actual lo conseguí gracias a la intermediación de Saúde Mental FEAFES Galicia.
– ¿Deberían apostar más las compañías por incorporar a sus plantillas a personas que sufren alguna enfermedad mental?
Por supuesto. Todos somos humanos y merecemos una oportunidad, aunque sea pequeña.