La organización `Africa Yoga Project´ (AYP) está poniendo en práctica un novedoso método como medio para formar los futuros líderes africanos: el yoga. Se trata de formar futuros ‘líderes de calidad’ que permitan al maltrecho continente africano mejorar los índices de desarrollo y de calidad de vida. Paige Elenson, directora ejecutiva de este proyecto asegura en una entrevista para `Fair Observer’ que a través del yoga se ayuda a los jóvenes a descubrir su verdadera pasión y esto se traduce en oportunidades de empleo.
Los jóvenes participantes AYP se caracterizan por ser creativos y accesibles, lo que les ayuda a desarrollar competencias muy útiles en el mercado laboral. Algunos de estos jóvenes vienen de las zonas más desfavorecidas de Nairobi (Kenia), una vida basada en el robo para poder mantener a la familia. A través de AYP sus jóvenes participantes se sienten más realizados y productivos algo de vital importancia para ellos. Muchas veces los jóvenes caen en la desesperanza a la hora de buscar trabajo y ello conlleva riesgos que afectan a nivel personal.
Elenson afirma que percibe una evolución en los participantes en la que descubren sus pasiones e inquietudes y ello deriva en oportunidades de trabajo. Ese entusiasmo se transforma en competencias y esas competencias aumentan la `empleabilidad´ del joven. Existen espacios en AYP para aprender unos de otros de tal manera que ellos mismos se complementan y aprenden juntos.
Un buen ejemplo para entender la filosofía de AYP es el caso de Margaret. Casada a los 12 años, sufrió abusos en repetidas ocasiones hasta que huyó. Pronto quedó atrapada en un círculo vicioso de delincuencia a causa de la pobreza de su entorno. Esa delincuencia de la que gran parte de la juventud keniata trata de escapar. El sufrimiento que Margaret tenía que soportar lo aliviaban las drogas y el alcohol. Hasta que un buen día decidió tomar las riendas de su vida y decidió realizar un curso de profesora de yoga de AYP. Margaret se embarco en un proceso de búsqueda de sí misma, de asumir la responsabilidad de tomar de decisiones y esto derivó en una mayor confianza y autoestima. Desde aquel día que descubrió que su pasión por la educación gracias a AYP, vive el día a día feliz. Actualmente trabaja para varias organizaciones entre ellas las Naciones Unidas e imparte clase con cierta asiduidad en la prisión femenina de Langata.
Mucha gente se pregunta si el yoga es realmente un medio fiable para combatir el desempleo juvenil. El yoga proporciona calidad de vida y acompañado de buenos profesores, orientación, crecimiento personal y ciertas competencias muy apreciadas en el mercado laboral, AYP se erige como una gran fuente de empleo. Este modelo supone un ejemplo a seguir para el resto del continente africano para lograr un futuro próspero y formar líderes mejor preparados.
Iñigo Rivera