La tesitura para los jóvenes en Indonesia no es muy alentadora, actualmente el desempleo juvenil es del 22% entre los 15 y los 24 años de edad. Por si fuera poco, estamos ante una nación de casi 240 millones de habitantes, un agravante que conlleva un serio riesgo para su estabilidad en el futuro. Además se puede afirmar que ha habido un ‘contagio’ entre los denominados ‘tigres asiáticos’ puesto que Filipinas ostenta una tasa de paro juvenil entorno al 16%.
Según datos de la Cámara de Comercio del país, la situación puede multiplicar la violencia y desembocar en una erosión de los valores. El trabajo no es sólo un medio para percibir un salario cada mes, sirve también para que una persona alcance estabilidad y bienestar a nivel personal a la hora de aportar valor en cualquier proyecto. El tener un oficio reduce significativamente las probabilidades de caer en las garras de la violencia.
Una de las principales barreras a la hora del acceso al empleo juvenil, radica en la inflexibilidad de la legislación. Hay que luchar contra las leyes rígidas y promover otras que faciliten e incentiven la contratación de los jóvenes. Chris Kanter, Vicepresidente de la Cámara de Comercio Indonesia, hizo hincapié en la necesidad de abolirlas para garantizar un incremento del empleo. En realidad si se quiere revertir esta situación, según un informe de la citada institución, el Gobierno necesita tomar cartas en el asunto. Sin su colaboración todas las propuestas caerán en saco roto.